jueves, 10 de enero de 2013

San Guniforte

Hay una gran confusión acerca de San Guniforte, la cual proviene de lo siguiente:

En Francia hacia el siglo XII empezó una superstición que llegó a tener muchos seguidores, esta superstición a su vez se basó en una leyenda (es decir una narración que muy probablemente no ocurrió, y que estuvo basada a su vez en otras narraciones), la cual con algunas variaciones sigue estas líneas:
Una familia deja a su hijo (un bebé) acompañado tan solo por un perro (un lebrel), después llega una serpiente con la intención de devorar al niño, el perro interviene y mata a la culebra, al regresar los padres ven al perro con la boca manchada de sangre y presumen que devoró al niño, el padre mata al perro y sólo después de esto cae en cuenta que el niño esta vivo y a salvo, arrepentido de su acción el hombre hace una especie de tumba donde deposita los restos del perro.

De esta leyenda empieza la terrible confusión.

Para empezar San Guniforte, es un santo reconocido por la Iglesia Católica, su historia breve, es que fue un  hombre natural de Milán o sus cercanías, en esa ciudad fue hecho prisionero por haber confesado a Jesucristo, fue azotado y puesto en libertad, tras lo cual huyó a Pavia ciudad donde otra vez fue reducido a prisión y finalmente degollado por su condición de seguidor de Jesucristo
Se lo recuerda el 22 de agosto. Aún tiene una iglesia dedicada en Nosate al Noroeste de Milán

Tal parece que los monjes en sus viajes difundieron la devoción a San Guniforte (entre otros santos) en esas áreas, éste nombre tendría una cierta connotación en el idioma de aquella zona, siendo que se puede identificar su etimología con el movimiento que los perros realizan con su cola, y que generalmente se identifica como demostración de alegría del perro

Así pues esa sería la conexión para identificar con el nombre de Guinefort (deformación de Guniforte) al perro que había estado enterrado en aquel sitio, por desgracia la gente de la zona comenzó a pedir milagros, especialmente para los niños, según las investigaciones realizadas por el fraile dominico Étienne de Bourbon, estas tenían un marcado simbolismo satánico, hasta el punto de que algunos niños morían quemados o devorados por las bestias (el lugar contiguo a un bosque). El fraile denunció los actos como superstición pero ésta continuó de manera casi ininterrumpida hasta bien entrado el siglo XVIII, no es sino hasta después de la Primera Guerra Mundial que la superstición cayó en el olvido

En muchas páginas web, sitios web, blogs, se aprovechan de esta confusión para atacar y hacer burlar de la Santa Iglesia Católica diciendo que "canonizó" un perro, presentándola como una institución oscura, torpe y supersticiosa que cree cualquier cosa. En realidad la Santa Iglesia Católica en reiteradas ocasiones denunció el hecho como superstición, jamás aceptó este culto, y buscó encauzar a los pobladores de la zona alejándolos de esas prácticas en una dura batalla de siglos de duración.

Fuentes:
La Herejía del Santo Lebrel, Jean-Claude Schmitt
La Leyenda de Oro, tomo dos, Rvdo, José Sayol y Echeverría (revisor)
San Guinefort Adressing Thomas Aquina's Shadow, Maria-Madeleine van Ruymbeke Stey

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