sábado, 18 de enero de 2020

Un Estado Católico.

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Hace muchos años que no escribía en éste blog. A continuación presento algo que pueda ser considerado ambicioso, y hasta equivocado, sin embargo, es cierto lo que he leído algunas veces, algo hay que hacer, algo hay que proponer, y Dios quiera, se encuentre una propuesta realmente buena, realmente católica.

In nomine Domini

Lineamientos para un Estado Católico
En primer lugar el estado deberá ser (valga la redundancia) católico, no solo porque los miembros del gobierno sean católicos o porque en la constitución diga que el “estado es católico”, sino porque realmente lo sea, es decir, que el gobierno esté centrado en  nuestro Señor Jesucristo y su Iglesia y por lo tanto todas las leyes, todas la acciones que emprenda el gobierno deben estar basadas en los principios católicos y la moral, la cual no cambia porque nos viene de Dios.

Todo esto, sin embargo, es más bien genérico y es bastante obvio, ahora bien, trataré de ser más específico.

El aborto. El estado no debe permitir la realización de abortos, ya que el aborto no es admisible bajo ninguna circunstancia. Cualquier aborto provocado debe ser sometido a una investigación criminal.

Los métodos anticonceptivos. El estado no debe fomentar ni facilitar el uso de los métodos anticonceptivos, excepto, informar del método natural de la abstinencia.

El matrimonio, el divorcio. El matrimonio es un Sacramento, por lo cual, es principalmente asunto de la Iglesia, el estado simplemente debe dar un reconocimiento legal, es decir, debería ser primero el matrimonio eclesiástico y luego el civil, en cuanto a otras religiones o sectas, dependerá necesariamente de la afinidad en cuanto a Sacramento, sino sería simplemente un concubinato, ahora bien, por extensión con respecto al divorcio no debería estar permitido, sino la separación por ejemplo en casos de violencia. Además, no se debe permitir ningún tipo de concubinato o “matrimonio” entre personas del mismo sexo (“gaymonio” y similares), ni aquellas que involucren a más de 2 personas (bigamia y similares)

Las ideologías de género. Deben ser directamente combatidas por el Estado ya que básicamente atentan contra la familia, esto incluye los “géneros” en lugar de sexo masculino y femenino.

El sistema penitenciario. Este sistema debe cambiar tanto en lo físico como en lo estructural, las oportunidades de educación deben ser para los delitos menores, con el fin de recuperar a esas personas, en cuanto a los delitos graves deben tener penas fuertes incluyendo la cadena perpetua sin opción a revisión o reducción, la cadena perpetua implica que no hay posibilidad de rehabilitación por lo cual estos criminales deberían estar por completo separados del resto de la población carcelaria. En cuanto a la pena de muerte, se entiende que debe ser sólo en aquellos casos muy específicos con características de extrema maldad y ensañamiento contra las víctimas.

La Religión Católica en la vida pública. Es responsabilidad del estado enfatice la importancia del Catolicismo, por lo tanto debe facilitar la difusión del Evangelio y el acceso de los Sacramentos en casos de dificultad por ejemplo en hospitales o cárceles (incluso para aquellos con cadena perpetua o pena de muerte). Además se deben exaltar las virtudes y la moral.

Los Municipios. El estado debe tener un gobierno central fuerte, las competencias de los municipios, es decir los fueros, deben estar acorde a la realidad de cada uno, y en absoluta consistencia con el resto del Estado.

Hay muchas cosas más a tomar en cuenta, como el sistema económico que debería proteger la propiedad privada como con el distributismo, además de reducir la carga impositiva y eliminar las dificultades para emprender.

Pero todo esto (con lo poco o lo mucho que esté bien) no vale si las personas que van a ejercer el gobierno del estado no realizan bien su trabajo, es decir ellos mismos deben ser católicos practicantes temerosos de Dios, para poder realizar su trabajo de forma competente, honesta y cumpliendo el objetivo del gobierno, que es servir.

Viva Cristo Rey.

Laus Deo.