sábado, 14 de enero de 2012

La Cátedra de San Pedro en Roma


Una Antigua costumbre en la Iglesia de Occidente la de festejar el aniversario de la consagración del obispo. Era pues de esperar que se conmemorase de algún modo, desde los primeros tiempos, la entronización de San Pedro como obispo de Roma. Tal es el motivo de la solemnidad de la Cátedra de San Pedro en Roma, que encontramos mencionada en los libros litúrgicos desde fines del siglo VI

Esta fiesta es el aniversario o la memoria de aquel dichoso día en que San Pedro, príncipe de los apóstoles, después de haber fundado la Iglesia en Antioquia, vino a establecer su Silla en la capital del universo, en Roma, que por tantos años habla sido la maestra del error y el asiento del paganismo, convirtiéndose desde entonces en cabeza del orbe cristiano. Sucedió esto hacia el año 48 de Jesucristo, siendo emperador Claudio.

Celebra además la Iglesia en este día con aquel titulo la gloriosa confesión hecha por San Pedro de la divinidad de Jesucristo, y el nombramiento que por virtud de tan valiente confesión hizo el Salvador de San Pedro para Vicario suyo en la tierra, Cabeza visible y piedra fundamental de su Iglesia, Maestro infalible en materias de fe y costumbres, perpetuando estas prerrogativas en él y en todos sus legítimos sucesores, tal como consta en las Sagradas Escrituras.

Evangelio según San Mateo, Capítulo 16
13. Y llegado Jesús a la región de Cesárea de Filipo, propuso esta cuestión a sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?"
14. Respondieron: "Unos dices que es Juan el Bautista, otros Elías, otros Jeremías o algún otro de los profetas".
15 Díjoles: "Y según vosotros, ¿quién soy Yo?"
16 Respondióle Simón Pedro y dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo"
17 Entonces Jesús le dijo: "Bienaventurado eres, Simón Bar-Yoná, porque carne y sangre no te lo reveló, sino mi Padre celestial.
18 Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella
19. A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que atares sobre la tierra, estará atado en los cielos, lo que desatares sobre la tierra, estará desatado en los cielos"

La fiesta fue establecida formalmente por el Papa Paulo IV, por su bula del 13 de Enero de 1558 y se celebró separadamente hasta los cambios realizados en el calendario litúrgico que unió esta celebración con la de la Cátedra de San Pedro en Antioquía.



La cátedra (petrina) y el Espíritu son realidades íntimamente unidas, al igual que el carisma y el ministerio ordenado. Sin el Espíritu Santo, la Iglesia quedaría reducida a una organización meramente humana, bajo el peso de sus mismas estructuras. Asimismo, por su parte, el Espíritu, en los planes de Dios, se sirve habitualmente de las mediaciones humanas para actuar en la historia. Precisamente por este motivo Cristo, que constituyó su Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles unidos alrededor de Pedro, la enriqueció con el don de su Espíritu, para que a través de los siglos la consuele (Cf. Juan 14,16) y la guíe hacia la verdad completa (Cf. Juan 16,13). ¡Que la comunidad eclesial pueda permanecer siempre abierta y dócil a la acción del Espíritu Santo para ser entre los hombres signo creíble e instrumento eficaz de la acción de Dios!

Acerca de lo que nos enseña el Santo Padre acerca de la Cátedra de San Pedro

extractos de  la Homilía del Papa Benedicto XVI en la Misa de toma de posesión de su Cátedra en la Basílica de San Juan de Letrán el Sábado 7 de mayo de 2005
Queridos padres cardenales;
amados hermanos en el episcopado;
queridos hermanos y hermanas: 

Este día, en el que por primera vez puedo tomar posesión de la cátedra del Obispo de Roma como Sucesor de Pedro, es el día en que en Italia la Iglesia celebra la fiesta de la Ascensión del Señor. En el centro de este día encontramos a Cristo. Sólo gracias a él, gracias al misterio de su Ascensión, logramos también comprender el significado de la cátedra, que es, a su vez, el símbolo de la potestad y de la responsabilidad del obispo. ¿Qué nos quiere decir, entonces, la fiesta de la Ascensión del Señor? No quiere decirnos que el Señor se ha ido a un lugar alejado de los hombres y del mundo. La Ascensión de Cristo no es un viaje en el espacio hacia los astros más remotos; porque, en el fondo, también los astros están hechos de elementos físicos como la tierra. La Ascensión de Cristo significa que él ya no pertenece al mundo de la corrupción y de la muerte, que condiciona nuestra vida. Significa que él pertenece completamente a Dios. Él, el Hijo eterno, ha conducido nuestro ser humano a la presencia de Dios, ha llevado consigo la carne y la sangre en una forma transfigurada. 
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Pero esta sinfonía de testimonios también está dotada de una estructura bien definida:  a los sucesores de los Apóstoles, es decir, a los obispos, les corresponde la responsabilidad pública de hacer que la red de estos testimonios permanezca en el tiempo. En el sacramento de la ordenación episcopal se les confiere la potestad y la gracia necesarias para este servicio.

En esta red de testimonios, al Sucesor de Pedro le compete una tarea especial. Pedro fue el primero que hizo, en nombre de los Apóstoles, la profesión de fe:  "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16). Esta es la tarea de todos los sucesores de Pedro:  ser el guía en la profesión de fe en Cristo, el Hijo de Dios vivo. La cátedra de Roma es, ante todo, cátedra de este credo. Desde lo alto de esta cátedra, el Obispo de Roma debe repetir constantemente:  Dominus Iesus, "Jesús es el Señor", como escribió san Pablo en sus cartas a los Romanos (Rm 10, 9) y a los Corintios (1 Co 12, 3). A los Corintios, con particular énfasis, les dijo:  "Pues aun cuando se les dé el nombre de dioses, bien en el cielo bien en la tierra, (...) para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre; (...) y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros" (1 Co 8, 5-6).

La cátedra de Pedro obliga a quienes son sus titulares a decir, como ya hizo san Pedro en un momento de crisis de los discípulos, cuando muchos querían irse:  "Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras  de  vida  eterna,  y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios" (Jn 6, 68-69). Aquel que se sienta en la cátedra de Pedro debe recordar las palabras que el Señor dijo a Simón Pedro en la hora de la última Cena:  "Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos" (Lc 22, 32). 
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extracto de la Audiencia General de Su Santidad el Papa Benedicto XVI del Miércoles 22 de febrero de 2006
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La "cátedra", literalmente, es la sede fija del obispo, puesta en la iglesia madre de una diócesis, que por eso se llama "catedral", y es el símbolo de la autoridad del obispo, y en particular de su "magisterio", es decir, de la enseñanza evangélica que, en cuanto sucesor de los Apóstoles, está llamado a conservar y transmitir a la comunidad cristiana. Cuando el obispo toma posesión de la Iglesia particular que le ha sido encomendada, llevando la mitra y el báculo pastoral, se sienta en la cátedra. Desde esa sede guiará, como maestro y pastor, el camino de los fieles en la fe, en la esperanza y en la caridad.

¿Cuál fue, por tanto, la "cátedra" de san Pedro? Elegido por Cristo como "roca" sobre la cual edificar la Iglesia (cf. Mt 16, 18), comenzó su ministerio en Jerusalén, después de la Ascensión del Señor y de Pentecostés. La primera "sede" de la Iglesia fue el Cenáculo, y es probable que en esa sala, donde también María, la Madre de Jesús, oró juntamente con los discípulos, a Simón Pedro le tuvieran reservado un puesto especial.

Sucesivamente, la sede de Pedro fue Antioquía, ciudad situada a orillas del río Oronte, en Siria (hoy en Turquía), en aquellos tiempos tercera metrópoli del imperio romano, después de Roma y Alejandría en Egipto. De esa ciudad, evangelizada por san Bernabé y san Pablo, donde "por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de cristianos" (Hch 11, 26), por tanto, donde nació el nombre de cristianos para nosotros, san Pedro fue el primer obispo, hasta el punto de que el Martirologio romano, antes de la reforma del calendario, preveía también una celebración específica de la Cátedra de San Pedro en Antioquía.

Desde allí la Providencia llevó a Pedro a Roma. Por tanto, tenemos el camino desde Jerusalén, Iglesia naciente, hasta Antioquía, primer centro de la Iglesia procedente de los paganos, y todavía unida con la Iglesia proveniente de los judíos. Luego Pedro se dirigió a Roma, centro del Imperio, símbolo del "Orbis" —" que expresa el "Orbis", la tierra—, donde concluyó con el martirio su vida al servicio del Evangelio. Por eso, la sede de Roma, que había recibido el mayor honor, recogió también el oficio encomendado por Cristo a Pedro de estar al servicio de todas las Iglesias particulares para la edificación y la unidad de todo el pueblo de Dios.

Así, la sede de Roma, después de estas emigraciones de san Pedro, fue reconocida como la del sucesor de Pedro, y la "cátedra" de su obispo representó la del Apóstol encargado por Cristo de apacentar a todo su rebaño. Lo atestiguan los más antiguos Padres de la Iglesia, como por ejemplo san Ireneo, obispo de Lyon, pero que venía de Asia menor, el cual, en su tratado Contra las herejías, describe la Iglesia de Roma como "la más grande, más antigua y más conocida por todos, que la fundaron y establecieron los más gloriosos apóstoles Pedro y Pablo"; y añade:  "Con esta Iglesia, a causa de su origen más excelente, debe necesariamente estar de acuerdo toda la Iglesia, es decir, los fieles de todas partes" (III, 3, 2-3). A su vez, un poco más tarde, Tertuliano afirma:  "¡Cuán feliz es esta Iglesia de Roma! Fueron los Apóstoles mismos quienes derramaron en ella, juntamente con su sangre, toda la doctrina" (La prescripción de los herejes, 36). Por tanto, la cátedra del Obispo de Roma representa no sólo su servicio a la comunidad romana, sino también su misión de guía de todo el pueblo de Dios.

Celebrar Cátedra" de san Pedro, como hacemos nosotros, significa, por consiguiente, atribuirle un fuerte significado espiritual y reconocer que es un signo privilegiado del amor de Dios, Pastor bueno y eterno, que quiere congregar a toda su Iglesia y guiarla por el camino de la salvación.

Entre los numerosos testimonios de los santos Padres, me complace recordar el de san Jerónimo, tomado de una de sus cartas, escrita al Obispo de Roma, particularmente interesante porque hace referencia explícita precisamente a la "cátedra" de Pedro, presentándola como fuente segura de verdad y de paz. Escribe así san Jerónimo:  "He decidido consultar la cátedra de Pedro, donde se encuentra la fe que la boca de un Apóstol exaltó; vengo ahora a pedir un alimento para mi alma donde un tiempo fui revestido de Cristo. Yo no sigo un primado diferente del de Cristo; por eso, me pongo en comunión con tu beatitud, es decir, con la cátedra de Pedro. Sé que sobre esta piedra está edificada la Iglesia" (Cartas I, 15, 1-2).

Queridos hermanos y hermanas, en el ábside de la basílica de San Pedro, como sabéis, se encuentra el monumento a la Cátedra del Apóstol, obra madura de Bernini, realizada en forma de gran trono de bronce, sostenido por las estatuas de cuatro doctores de la Iglesia, dos de Occidente, san Agustín y san Ambrosio, y dos de Oriente, san Juan Crisóstomo y san Atanasio. Os invito a deteneros ante esta obra tan sugestiva, que hoy se puede admirar decorada con muchas velas, para orar en particular por el ministerio que Dios me ha encomendado.

Elevando la mirada hacia la vidriera de alabastro que se encuentra exactamente sobre la Cátedra, invocad al Espíritu Santo para que sostenga siempre con su luz y su fuerza mi servicio diario a toda la Iglesia. Por esto, como por vuestra devota atención, os doy las gracias de corazón. 

Finalmente una breve oración.

Oh Dios, que acordasteis a vuestro bienaventurado Apóstol Pedro el poder de atar y desatar, concedednos, por su intercesión, ser libertados de las cadenas de nuestras culpas. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén

Fuentes
Santa Biblia, versión del Monseñor Juan Straubinger


domingo, 8 de enero de 2012

Una triste noticia

Acabo de enterarme del cierre del fin del blog Videoteca Reduco, fue uno de los primeros blogs que seguí, de hecho me sorprendió mucho que existiera alguien que hablara acerca de cine desde un punto de vista Católico, tal como debe ser ¡y en español!, desconozco si continuará el blog Encuentro en el bosque del mismo autor, queda agradecer a Dios el legado que deja y agradecer a su autor, Flavio Mateos,  además de rezar por él.

El link de "Videoteca Reduco" está en mi lista de blog, ojala se mantenga mucho tiempo para las personas que quieran conocer acerca del 7mo arte.


Dios bendiga a los húngaros


Desde el 1 de enero, entro en vigor una nueva Ley Fundamental (constitución) en Hungría, la cual se distingue por defender la vida del ser humano desde la concepción hasta la muerte natural, por enorgullecerse de las raíces Cristianas del pueblo Húngaro, así como de sus antiguos Reyes Católicos, especialmente San Esteban, que considera a la familia como estructura fundamental y como base de la supervivencia de la nación, y que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer.
Semejantes declaraciones no pueden ser permitidas por los hipócritas, sometidos a los amos del mundo que no toleran ninguna muestra de Cristianismo, ni de defensa de la vida humana, estos hipócritas con cualquier pretexto infundado han atacado a esta nueva ley.

LA SANTA CORONA HUNGARA O CORONA DE SAN ESTEBAN

Qué diferencia con el asqueroso y caótico adefesio que hicieron acá y al cual llaman "canto a la vida" y que es tan defendido por los "progresistas" aquellos rastreros que solo sirven para adular al presidente satánico

A continuación un breve extracto de la "malvada" constitución húngara, la cual comienza con la frase Dios bendiga a los húngaros

Ley fundamental de Hungría
25 de abril de 2011
Dios bendiga a los húngaros
CONFESION NACIONAL
...
Nosotros estamos orgullosos de que nuestro rey San Esteban construyó el Estado Húngaro en terreno firme e hizo a nuestro país parte de la Europa Cristiana hace mil años.
Nosotros estamos orgullosos de nuestros antepasados que pelearon por la supervivencia, libertad e independencia de nuestro país.
Nosotros estamos orgullosos de los logros intelectuales sobresalientes del pueblo Húngaro.
Nosotros estamos orgullosos de que nuestro pueblo ha defendido Europa por siglos en una serie de luchas y enriqueció los valores comunes europeos con su talento y diligencia
Nosotros reconocemos el rol del Cristianismo en la preservación de la nación
...
Nosotros honramos los logros de nuestra constitución histórica y honramos la Sagrada Corona, la cual encarna la continuidad constitucional del estado Húngaro y la unidad de la nación
...

Artículo C
(1) El funcionamiento del Estado Húngaro estará basado en el principio de la separación de poderes
(2) Ninguna actividad personal estará dirigida a la adquisición forzada, ejercicio o exclusiva posesión del poder. Cada persona estará en derecho y en obligación de actual contra tales intentos en una forma legal
...  (de esto también debería aprender el satánico Correa)

Artículo L
(1) Hungría protegerá la institución del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer establecido por decisión voluntaria, y a la familia como la base de la supervivencia de la nación
(2) Hungría fomentará el compromiso de tener hijos
...

Artículo II
La dignidad humana será inviolable. Cada ser humano tendrá el derecho a la vida y dignidad humana, la vida embrionaria y fetal será sujeto de protección desde el momento de la concepción

Artículo III
(1) Ninguna persona será sujeta a tortura, a ningún trato o castigo inhumano o degradante, ni a ser esclavizado. El tráfico humano será prohibido
(2) Todos los experimentos científicos en sujetos humanos sin su consentimiento libre e informado serán prohibidos
(3) Todas las practicas dirigidas a la eugenesia, cualquier uso del cuerpo humano o sus partes para ganancia financiera, y la clonación humana serán prohibidos.
...


Dios quiera que los húngaros perseveren en este ideal, volviendo la mirada a Jesucristo Nuestro Señor, aunque es muy difícil  por que las fuerzas demoníacas, los atacarán sin descanso ni piedad, así como a todos los demás que quieran dejar que Dios los guíe por su único Camino de Salvación.

Finalmente: el Himno de Hungría



que es una plegaria

domingo, 1 de enero de 2012

Una Oración a la Santísima Virgen María



Mira a tus pies, María, esperanza mía,
mira a un pobre pecador,
tantas veces por culpa mía esclavo del infierno.
Confieso que me he dejado vencer de los demonios,
por no acudir a ti, refugio mío.
Si siempre hubiera acudido a ti,
y te hubiera invocado,
no habría sucumbido jamás.
Espero, Señora mía, amabilísima,
que por tu intercesión me haya escapado ya
de las garras del demonio
y que Dios me haya perdonado.
Pero temo que, en el futuro,
vuelva a caer en sus cadenas.
Se que mis enemigos no han perdido la esperanza
de volver a vencerme y preparan
nuevos asaltos y nuevas tentaciones.
Reina mía, refugio mío, ayúdame
Escóndeme bajo tu manto;
no permitas que vuelva a ser esclavo suyo.
Se que me ayudarás y me darás la victoria,
con tal de que te invoque.
Pero temo que en las tentaciones,
me olvide de ti y de invocarte.
Virgen Santísimia, que siempre me acuerde de ti
y, en especial en las batallas;
concédeme que no deje de invocarte
diciendo con frecuencia
¡Oh María, ayúdame, ayúdame, oh María!
Y cuando, por fin, llegue
mi combate final con el infierno,
y esté para morir, oh Reina mía,
asísteme aún más, pídeme que te invoque
aún con mayor frecuencia,
ya con la boca, ya con el corazón;
de suerte que, al expirar
con tu nombre dulcísimo
y el de tu Hijo en los labios,
pueda pasar a alabarte y bendecirte,
para no alejarme nunca más de tus pies,
por toda la eternidad en el paraíso.
Amén

Fuente:
Libro "Las Glorias de María", autor San Alfonso María de Ligorio