Hoy, domingo, en Misa, sufrimos una de esas innovaciones que restan y perjudican el valor litúrgico sublime de la Celebración, corriendo el riesgo de convertirla en un espectáculo mundano y feo
Parece que para "celebrar" la adquisición, instalación y demás tramites del nuevo órgano (más bien es un juguetito que lanza unos chillidos lamentables y a veces suena como piano, de acuerdo, lo más probable es que sea culpa del ejecutante) se propusieron cantar la "Oda a la Alegría" escrita por Friedrich Schiller y cuya musicalización más conocida fue la compuesta por Ludwig van Beethoven, la cual suena algo así
Coro "Oda a la Alegría"
Obviamente el resultado de improvisar ejecutante en el "órgano" una cantante y un grupo de personas que a duras penas se sabían la letra, fue pésimo.
Todo esto me puso a pensar, puesto que es obvio que el más agraviado es Dios
¿Quién se habrá enojado más, Dios o Beethoven?
Niña María
Hace 1 día
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