Mostrando entradas con la etiqueta Biblia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Biblia. Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de diciembre de 2008

Padre Nuestro (Parte 2: Las 7 Peticiones)

Saludos a todos, Muchas Gracias por leer mi blog, realmente tenía planeado escribir la segunda parte del post del Padre Nuestro en días posteriores, pero lo he adelantado debido al muy lamentable acontecimiento del fallecimiento del Ex Presidente de la República del Ecuador Ing. León Febres-Cordero Rivadeneira. Paz en su tumba, que Nuestro Señor Dios se apiade de su alma y lo lleve a la Gloria Eterna.

Artículo 3: “LAS SIETE PETICIONES


2º.- De la primera petición
290.- ¿Qué pedimos en la primera petición: SANTIFICADO SEA TU NOMBRE? -  En la primera petición Santificado sea tu nombre, pedimos que Dios sea conocido, amado, honrado y servido de todo el mundo y de nosotros en particular.
291.- ¿Qué entendemos cuando pedimos que Dios sea conocido, amado y servido de todo el mundo? - Entendemos pedir que los infieles vengan al conocimiento del verdadero Dios, los herejes reconozcan sus errores, los cismáticos vuelven a la unidad de la Iglesia, los pecadores se conviertan y los justos perseveren en el bien.
292.- ¿Por qué pedimos ante todo que sea santificado el nombre de Dios? - Pedimos ante todo que sea santificado el nombre de Dios porque hemos de desear más la gloria de Dios que todos nuestros intereses y provechos.
293.- ¿De qué manera hemos de procurar la gloria de Dios? - Hemos de procurar la gloria de Dios con oraciones y buen ejemplo, y enderezando a El todos nuestros pensamientos, afectos y acciones.



Versión artística de Nuestro Señor Jesucristo dando el Sermon de la Montaña


3ª.- De la segunda petición
294.- ¿Qué entendemos por REINO DE DIOS? - Por reino de Dios entendemos un triple reino espiritual: el reino de Dios en nosotros, que es la gracia; el reino de Dios en la tierra, que es la Iglesia Católica, y el reino de Dios en el cielo, que es la bienaventuranza.
295.- ¿Qué pedimos en orden a la gracia con las palabras VENGA A NOSOTROS TU REINO? - En orden a la gracia, pedimos que Dios reine en nosotros con su gracia santificante, por la cual se complace de morar en nosotros como rey en su corte, y que nos conserve unidos a sí con las virtudes de la Fe, Esperanza y Caridad, por las cuales reina en nuestro entendimiento, en nuestro corazón y en nuestra voluntad.
296.- ¿Qué pedimos en orden a la Iglesia con las palabras venga a nosotros tu reino? - En orden a la Iglesia, pedimos que se dilate y propague por todo el mundo para la salvación de los hombres.
297.- ¿Qué pedimos en orden a la gloria con las palabras venga a nosotros tu reino? - En orden a la gloria, pedimos ser un día admitidos en la bienaventuranza, para que hemos sido creados, donde seremos cumplidamente felices.

4º.- De la tercera petición
298.- ¿Qué pedimos en la tercera petición: HÁGASE TU VOLUNTAD, ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO? - En la tercera petición: Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo, pedimos la gracia de hacer en todas las cosas la voluntad de Dios, obedeciendo sus santos mandamientos con la misma presteza con que los ángeles y santos le obedecen en el cielo. Pedimos además la gracia de corresponder a las divinas inspiraciones y de vivir resignados a la voluntad de Dios cuando nos enviare alguna tribulación.
299.- ¿Es necesario que cumplamos la voluntad de Dios? - Es tan necesario que cumplamos la voluntad de Dios como lo es alcanzar la salvación eterna, pues Jesucristo dijo que sólo entrará en el reino de los cielos el que hiciere la voluntad de su Padre.
300.- ¿De qué manera podemos conocer la voluntad de Dios? - Podemos conocer la voluntad de Dios especialmente por medio de la Iglesia y de nuestros superiores espirituales, puestos por Dios para guiarnos en el camino de la salvación. También podemos conocerla por las divinas inspiraciones y por las circunstancias en que el Señor nos ha colocado.
301.- ¿Debemos reconocer siempre la voluntad de Dios en las cosas así prósperas como adversas de esta vida? - En las cosas prósperas como adversas de esta vida hemos de reconocer siempre la voluntad de Dios, el cual todo lo dispone o permite para nuestro bien.

5º.- De la cuarta petición 
302.- ¿Qué pedimos en la cuarta petición: EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLE HOY? - En la cuarta petición: El pan nuestro de cada día, dánosle hoy, pedimos a Dios lo que nos es necesario cada día para el alma y para el cuerpo.
303.- ¿Qué pedimos a Dios para nuestra alma? - Para nuestra alma pedimos a Dios el mantenimiento de la vida espiritual, es decir, rogamos al Señor nos dé su gracia, de la que continuamente tenemos necesidad.
304.- ¿Cómo se mantiene la vida de nuestra alma? - La vida de nuestra alma se mantiene sobre todo con la divina palabra y con el Santísimo Sacramento del altar.
305.- ¿Qué pedimos a Dios para nuestro cuerpo? - Para nuestro cuerpo pedimos lo necesario para el mantenimiento de la vida temporal.
306.- ¿Por qué decimos: EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA y no EL PAN DE CADA DÍA? - Decimos: El pan nuestro de cada día y no El pan de cada día, para excluir todo deseo de los bienes ajenos; por esto le pedimos al Señor nos ayude en las ganancias justas y lícitas con que nos procuremos el sustento mediante nuestro trabajo, sin echar mano de hurtos y malas mañas.
307.- ¿Por qué decimos DANOS y no DAME el pan? - Decimos danos y no dame para traernos a la memoria que, siendo Dios el dador de todos los bienes, al darlos en abundancia, lo hace para que distribuyamos lo superfluo a los pobres.
308.- ¿Por qué añadimos DE CADA DÍA? - Añadimos de cada día porque hemos de querer lo necesario para la vida, y no la abundancia de manjares y bienes de la tierra.
309.- ¿Qué significa la palabra HOY en la cuarta petición? - La palabra hoy quiere decir que no hemos de andar demasiado solícitos de lo por venir, sino pedir lo que al presente necesitamos.



San Benito


San Ignacio de Antioquía


6º.- De la quinta petición
310.- ¿Qué pedimos en la quinta petición: PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES? - En la quinta petición: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, pedimos a Dios nos perdone nuestros pecados, como nosotros perdonamos a nuestros ofensores.
311.- ¿Por qué nuestros pecados se llaman deudas? - Nuestro pecados se llaman deudas porque hemos de satisfacer por ellos a la divina justicia en esta vida o en la otra.
312.- ¿Pueden esperar de Dios perdón los que no perdonan al prójimo? - Los que no perdonan al prójimo no tienen razón ninguna para esperar de Dios el perdón; tanto más que se condenan por sí mismos diciendo a Dios que les perdone como ellos perdonan a su prójimo.




Versión artística de Nuestro Señor Jesucristo dando el Sermon de la Montaña


7º.- De la sexta petición
313.- ¿Qué pedimos en la sexta petición: Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN? - En la sexta petición: Y no nos dejes caer en la tentación, pedimos a Dios que nos libre de las tentaciones, o no permitiendo que seamos tentados o dándonos gracia para no ser vencidos.
314.- ¿Qué son las tentaciones? - Las tentaciones son unas excitaciones al pecado que nos vienen del demonio, o de los malos, o de nuestras pasiones.
315.- ¿Es pecado tener tentaciones? - No, señor; no es pecado tener tentaciones; pero es pecado consentir en ellas o exponerse voluntariamente a peligro de consentir.
316.- ¿Por qué permite Dios que seamos tentados? - Dios permite que seamos tentados para probar nuestra fidelidad, para darnos ocasión de perfeccionar nuestras virtudes y para acrecentar nuestros merecimientos.
317.- ¿Qué hemos de hacer para evitar las tentaciones? - Para evitar las tentaciones hemos de huir de las ocasiones peligrosas, tener a raya nuestros sentidos, recibir a menudo los Santos Sacramentos y valernos de la oración.
8º.- De la séptima petición
318.- ¿Qué pedimos en la séptima petición: MAS LÍBRANOS DEL MAL? - En la séptima petición: Mas líbranos del mal, pedimos a Dios que nos libre de los males pasados, presentes y futuros, especialmente del sumo mal, que es el pecado, y de la pena de él, que es la condenación eterna.
319.- ¿Por qué decimos LÍBRANOS DEL MAL y no DE LOS MALES? - Decimos: Líbranos del mal y no de los males porque no hemos de desear estar exentos de todos los males de esta vida, sino solamente de los que no convienen a nuestra alma, y por esto pedimos nos libre Dios del mal en general; a saber, de todo lo que prevé que es mal para nosotros.
320.- ¿Es lícito pedir que nos libre Dios de algún mal particular, por ejemplo, de una enfermedad? - Si, señor; es lícito pedir a Dios nos libre de algún mal particular, pero siempre remitiéndonos a su voluntad, ya que puede ordenar aquella misma tribulación para provecho de nuestra alma.
321.- ¿De qué sirven las tribulaciones que Dios nos envía? - Las tribulaciones nos ayudan a hacer penitencia de nuestras culpas, a ejercitar las virtudes y, sobre todo, a imitar a Jesucristo, nuestra cabeza, a la cual es justo nos conformemos en los padecimientos si queremos tener parte en su gloria.
322.- ¿Qué quiere decir AMÉN al final del PADRENUESTRO? - Amén quiere decir: así sea, así lo deseo, así lo pido al Señor y así lo espero.
323.- ¿Basta rezar de cualquier manera el PADRENUESTRO para alcanzar las gracias que pedimos? - Para alcanzar las gracias que pedimos en el Padrenuestro hay que rezarlo sin atropellamiento, con atención y acompañarlo con el corazón.
324.- ¿Cuándo hemos de rezar el PADRENUESTRO? - Hemos de rezar el Padrenuestro todos los días, pues todos los días tenemos necesidad del socorro de Dios.


LA DOXOLOGÍA FINAL
2855 La doxología final "Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre Señor" vuelve a tomar, implícitamente, las tres primeras peticiones del Padrenuestro: la glorificación de su nombre, la venida de su Reino y el poder de su voluntad salvífica. Pero esta repetición se hace en forma de adoración y de acción de gracias, como en la Liturgia celestial (cf Ap 1, 6; 4, 11; 5, 13). El príncipe de este mundo se había atribuido con mentira estos tres títulos de realeza, poder y gloria (cf Lc 4, 5-6). Cristo, el Señor, los restituye a su Padre y nuestro Padre, hasta que le entregue el Reino, cuando sea consumado definitivamente el Misterio de la salvación y Dios sea todo en todos (cf 1 Co 15, 24-28).
2856 "Después, terminada la oración, dices: Amén, refrendando por medio de este Amén, que significa 'Así sea' (cf Lc 1, 38), lo que contiene la oración que Dios nos enseñó" (San Cirilo de Jerusalén, catech. myst. 5, 18)


Padre Nuestro en Latín el idioma oficial de la Iglesia Católica cantado por el Papa Pio XII

Fuentes:
Biblia versión traducida por el Monseñor Straubinger
Catecismo de San Pio X
http://www.vatican.va/archive/ESL0022/_INDEX.HTM
http://www.corazones.org/santos
http://es.catholic.net/celebraciones/120/301/articulo.php?id=3576

domingo, 14 de diciembre de 2008

Padre Nuestro (Parte 1: La Oración del Señor en la Biblia, La Invocación)

Evangelio Según San Mateo

Capitulo 6

1 “Cuidad de no practicar vuestra justicia a la vista de los hombres con el objeto de ser mirados por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.
2 Cuando, pues, haces limosna, no toques la bocina delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser glorificados por los hombres; en verdad os digo ya reciben su paga.
3 Tú, al contrario, cuando haces limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha;
4 para que tu limosna quedé oculta, y tu Padre, que ve en lo secreto, te pagará.”
5 “Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos de los hombres; en verdad os digo, ya tienen su paga.
6 Tú, al contrario, cuando quieras orar, entra en tu aposento y, corre el cerrojo de la puerta, y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
7 Y cuando oráis, no abundéis en palabras, como los paganos, que se figuran que por mucho hablar serán oídos.
8 Por lo tanto no los imitéis, porque vuestro Padre sabe que cosas necesitáis antes de que vosotros le pidáis.”
9 “Así pues, oraréis vosotros: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;
10 venga tu Reino; hágase tu Voluntad en la tierra como en el cielo.
11 Danos hoy nuestro pan supersubstancial;
12 y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores;
13 y no nos introduzcas en tentación, antes bien líbranos del Maligno.
14 “Si pues vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial os perdonará también;
15 pero si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestros pecados.”

Evangelio según San Lucas

Capitulo 11

1 Un día que Jesús estaba en oración en cierto lugar, cuando hubo terminado, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.”
2 El les dijo: “Cuando oráis, decid: Padre, que santificado sea tu Nombre, que llegue tu Reino,
Danos cada día nuestro pan supersubstancial,
4 y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos introduzca en prueba.
5 Y les dijo “Quien de vosotros teniendo un amigo, si va (este) a buscarlo a medianoche y le dice: "Amigo, necesito tres panes,
6 porque un amigo me ha llegado de viaje y no tengo nada qué ofrecerle",
7 y si él mismo le responde de adentro: No me incomodes, ahora mi puerta está cerrada, y mis hijos están como yo en cama; no puedo levantarme para darte,
8 os digo, que si no se levanta a darle por ser su amigo, al menos a causa de su pertinacia se levantará para darle todo lo que le haga falta.”
9 “Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; golpead y se os abrirá.
10 Porque todo el que pide, obtiene; el que busca, halla; al que golpea, se le abre.
11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ?Si pide un pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente?;
12 ¿O, si pide un huevo, le dará un escorpión?
13 Si, pues, vosotros, aunque malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre dará desde el cielo el Espíritu Santo a los que se lo pidan!”

SEGUNDA SECCION LA ORACION DEL SEÑOR: PADRE NUESTRO
Artículo 1: Resumen de todo el Evangelio
I Corazón de las Sagradas Escrituras
2762 Después de haber expuesto cómo los salmos son el alimento principal de la oración cristiana y confluyen en las peticiones del Padre Nuestro, San Agustín (Obispo de Hipona “ciudad actualmente llamada Annaba, ubicada en la costa de Argelia cerca de la frontera con Túnez” y doctor de la iglesia (nació en 354 - murió en 430) uno de los cuatro doctores mas reconocidos de la Iglesia Latina. Llamado "Doctor de la Gracia") concluye: “Recorred todas las oraciones que hay en las Escrituras, y no creo que podáis encontrar algo que no esté incluido en la oración dominical (ep. 130, 12, 22)”.
2763 Toda la Escritura (la Ley, los Profetas, y los Salmos) se cumplen en Cristo (cf Lc 24, 44). El evangelio es esta "Buena Nueva". Su primer anuncio está resumido por San Mateo en el Sermón de la Montaña (cf. Mt 5-7). Pues bien, la oración del Padre Nuestro está en el centro de este anuncio. En este contexto se aclara cada una de las peticiones de la oración que nos dio el Señor:
La oración dominical es la más perfecta de las oraciones... En ella, no sólo pedimos todo lo que podemos desear con rectitud, sino además según el orden en que conviene desearlo. De modo que esta oración no sólo nos enseña a pedir, sino que también forma toda nuestra afectividad. (Santo Tomás de A., s. th. 2-2. 83, 9). “Filósofo dominico y teólogo.Doctor de la Iglesia, llamado "Doctor Angélico". Autor de la Suma Teológica, obra insigne de teología (nació en 1225 - murió en 1274)”
2764 El Sermón de la Montaña es doctrina de vida, la oración dominical es plegaria, pero en uno y otra el Espíritu del Señor da forma nueva a nuestros deseos, esos movimientos interiores que animan nuestra vida. Jesús nos enseña esta vida nueva por medio de sus palabras y nos enseña a pedirla por medio de la oración. De la rectitud de nuestra oración dependerá la de nuestra vida en El.

II "La oración del Señor"
2765 La expresión tradicional "Oración dominical" (es decir, "oración del Señor", “oratio dominica”) significa que la oración al Padre nos la enseñó y nos la dio el Señor Jesús. Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única: ella es "del Señor". Por una parte, en efecto, por las palabras de esta oración el Hijo único nos da las palabras que el Padre le ha dado (cf Jn 17, 7): él es el Maestro de nuestra oración. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazón de hombre las necesidades de sus hermanos, y nos las revela: es el Modelo de nuestra oración.
2766 Pero Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico (cf Mt 6, 7; 1 R 18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de la oración filial, sino que nos da también el Espíritu por el que éstas se hacen en nosotros "espíritu y vida" (Jn 6, 63). Más todavía: la prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre "ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: '¡Abbá, Padre!'" (Ga 4, 6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también "el que escruta los corazones", el Padre, quien "conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es según Dios" (Rm 8, 27). La oración al Padre se inserta en la misión misteriosa del Hijo y del Espíritu.

III Oración de la Iglesia
2767 Este don indisociable de las palabras del Señor y del Espíritu Santo que les da vida en el corazón de los creyentes ha sido recibido y vivido por la Iglesia desde los comienzos. Las primeras comunidades recitan la Oración del Señor "tres veces al día" (Didaché 8, 3), en lugar de las "Dieciocho bendiciones" de la piedad judía.
2768 Según la Tradición apostólica, la Oración del Señor está arraigada esencialmente en la oración litúrgica.
El Señor nos enseña a orar en común por todos nuestros hermanos. Porque él no dice "Padre mío" que estás en el cielo, sino "Padre nuestro", a fin de que nuestra oración sea de una sola alma para todo el Cuerpo de la Iglesia (San Juan Crisóstomo, hom. in Mt. 19, 4) “San Juan Crisóstomo Obispo de Constantinopla (actual Estambul, Turquía), Doctor de la Iglesia. Patrón de los predicadores. Llamado "boca de oro" por su gran elocuencia (nació en 347 - murió en 407).
...
2769 En el Bautismo y la Confirmación, la entrega ["traditio"] de la Oración del Señor significa el nuevo nacimiento a la vida divina. Como la oración cristiana es hablar con Dios con la misma Palabra de Dios, "los que son engendrados de nuevo por la Palabra del Dios vivo" (1 P 1, 23) aprenden a invocar a su Padre con la única Palabra que él escucha siempre. Y pueden hacerlo de ahora en adelante porque el Sello de la Unción del Espíritu Santo ha sido grabado indeleble en sus corazones, sus oídos, sus labios, en todo su ser filial. Por eso, la mayor parte de los comentarios patrísticos del Padre Nuestro están dirigidos a los catecúmenos y a los neófitos. Cuando la Iglesia reza la Oración del Señor, es siempre el Pueblo de los "neófitos" el que ora y obtiene misericordia (cf 1 P 2, 1-10).
2770 En la Liturgia eucarística, la Oración del Señor aparece como la oración de toda la Iglesia. Allí se revela su sentido pleno y su eficacia. Situada entre la Anáfora (Oración eucarística) y la liturgia de la Comunión, recapitula por una parte todas las peticiones e intercesiones expresadas en el movimiento de la epíclesis, y, por otra parte, llama a la puerta del Festín del Reino que la comunión sacramental va a anticipar.
2771 En la Eucaristía, la Oración del Señor manifiesta también el carácter escatológico de sus peticiones. Es la oración propia de los "últimos tiempos", tiempos de salvación que han comenzado con la efusión del Espíritu Santo y que terminarán con la Vuelta del Señor. Las peticiones al Padre, a diferencia de las oraciones de la Antigua Alianza, se apoyan en el misterio de salvación ya realizado, de una vez por todas, en Cristo crucificado y resucitado.
...


San Juan Cristósomo


Santo Tomás de Aquino


San Pedro Crisólogo


San Gregorio de Nisa

Artículo 2: "PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO"
I Acercarse a Él con toda confianza
2777 En la liturgia romana, se invita a la asamblea eucarística a rezar el Padre Nuestro con una audacia filial; las liturgias orientales usan y desarrollan expresiones análogas: "Atrevernos con toda confianza", "Haznos dignos de". Ante la zarza ardiendo, se le dijo a Moisés: "No te acerques aquí. Quita las sandalias de tus pies" (Ex 3, 5). Este umbral de la santidad divina, sólo lo podía franquear Jesús, el que "después de llevar a cabo la purificación de los pecados" (Hb 1, 3), nos introduce en presencia del Padre: "Hénos aquí, a mí y a los hijos que Dios me dio" (Hb 2, 13):
La conciencia que tenemos de nuestra condición de esclavos nos haría meternos bajo tierra, nuestra condición terrena se desharía en polvo, si la autoridad de nuestro mismo Padre y el Espíritu de su Hijo, no nos empujasen a proferir este grito: 'Abbá, Padre' (Rm 8, 15) ... ¿Cuándo la debilidad de un mortal se atrevería a llamar a Dios Padre suyo, sino solamente cuando lo íntimo del hombre está animado por el Poder de lo alto? (San Pedro Crisólogo, serm. 71). “San Pedro Crisólogo Crisólogo: "orador áureo, excelente". Arzobispo de Ravenna, Italia. Doctor de la Iglesia Famoso por su prédica ungida”.
2778 Este poder del Espíritu que nos introduce en la Oración del Señor se expresa en las liturgias de Oriente y de Occidente con la bella palabra, típicamente cristiana: "parrhesia", simplicidad sin desviación, conciencia filial, seguridad alegre, audacia humilde, certeza de ser amado (cf Ef 3, 12; Hb 3, 6; 4, 16; 10, 19; 1 Jn 2,28; 3, 21; 5, 14).

II "¡Padre!"
2779 Antes de hacer nuestra esta primera exclamación de la Oración del Señor, conviene purificar humildemente nuestro corazón de ciertas imágenes falsas de "este mundo". La humildad nos hace reconocer que "nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar", es decir "a los pequeños" (Mt 11, 25-27). La purificación del corazón concierne a imágenes paternales o maternales, correspondientes a nuestra historia personal y cultural, y que impregnan nuestra relación con Dios. Dios nuestro Padre transciende las categorías del mundo creado. Transferir a él, o contra él, nuestras ideas en este campo sería fabricar ídolos para adorar o demoler. Orar al Padre es entrar en su misterio, tal como El es, y tal como el Hijo nos lo ha revelado:
La expresión Dios Padre no había sido revelada jamás a nadie. Cuando Moisés preguntó a Dios quién era El, oyó otro nombre. A nosotros este nombre nos ha sido revelado en el Hijo, porque este nombre implica el nuevo nombre del Padre (Tertuliano, or. 3).
2780 Podemos invocar a Dios como "Padre" porque él nos ha sido revelado por su Hijo hecho hombre y su Espíritu nos lo hace conocer. Lo que el hombre no puede concebir ni los poderes angélicos entrever, es decir, la relación personal del Hijo hacia el Padre (cf Jn 1, 1), he aquí que el Espíritu del Hijo nos hace participar de esta relación a quienes creemos que Jesús es el Cristo y que hemos nacido de Dios (cf 1 Jn 5, 1).
2781 Cuando oramos al Padre estamos en comunión con El y con su Hijo, Jesucristo (cf 1 Jn 1, 3). Entonces le conocemos y lo reconocemos con admiración siempre nueva. La primera palabra de la Oración del Señor es una bendición de adoración, antes de ser una imploración. Porque la Gloria de Dios es que nosotros le reconozcamos como "Padre", Dios verdadero. Le damos gracias por habernos revelado su Nombre, por habernos concedido creer en él y por haber sido habitados por su presencia.
2782 Podemos adorar al Padre porque nos ha hecho renacer a su vida al adoptarnos como hijos suyos en su Hijo único: por el Bautismo nos incorpora al Cuerpo de su Cristo, y, por la Unción de su Espíritu que se derrama desde la Cabeza a los miembros, hace de nosotros "cristos":
Dios, en efecto, que nos ha destinado a la adopción de hijos, nos ha conformado con el Cuerpo glorioso de Cristo. Por tanto, de ahora en adelante, como participantes de Cristo, sois llamados "cristos" con justa causa. (San Cirilo de Jerusalén, catech. myst. 3, 1) “San Cirilo de Jerusalén Obispo y Doctor de la Iglesia (315-386). Gran defensor de la divinidad de Cristo frente a la herejía del arrianismo”.
El hombre nuevo, que ha renacido y vuelto a su Dios por la gracia, dice primero: "¡Padre!", porque ha sido hecho hijo (San Cipriano, Dom. orat. 9). “San Cipriano de Cartago, actual Túnez, Obispo y mártir. Murió en 258, gran estudioso de la Oración del Señor”
2783 Así pues, por la Oración del Señor, hemos sido revelados a nosotros mismos al mismo tiempo que nos ha sido revelado el Padre (cf GS 22, 1):
Tú, hombre, no te atrevías a levantar tu cara hacia el cielo, tú bajabas los ojos hacia la tierra, y de repente has recibido la gracia de Cristo: todos tus pecados te han sido perdonados. De siervo malo, te has convertido en buen hijo... Eleva, pues, los ojos hacia el Padre que te ha rescatado por medio de su Hijo y di: Padre nuestro... Pero no reclames ningún privilegio. No es Padre, de manera especial, más que de Cristo, mientras que a nosotros nos ha creado. Di entonces también por medio de la gracia: Padre nuestro, para merecer ser hijo suyo (San Ambrosio, sacr. 5, 19). “San Ambrosio Obispo de Milán y mentor de San Agustín (nació en 340 - murió en 397). Uno de los cuatro tradicionales Doctores de la Iglesia latina. Combatió el Arrianismo en el Occidente”.
2784 Este don gratuito de la adopción exige por nuestra parte una conversión continua y una vida nueva. Orar a nuestro Padre debe desarrollar en nosotros dos disposiciones fundamentales:
El deseo y la voluntad de asemejarnos a él. Creados a su imagen, la semejanza se nos ha dado por gracia y tenemos que responder a ella.
Es necesario acordarnos, cuando llamemos a Dios 'Padre nuestro', de que debemos comportarnos como hijos de Dios (San Cipriano, Dom. orat. 11).
No podéis llamar Padre vuestro al Dios de toda bondad si mantenéis un corazón cruel e inhumano; porque en este caso ya no tenéis en vosotros la señal de la bondad del Padre celestial (San Juan Crisóstomo, hom. in Mt 7, 14).
Es necesario contemplar continuamente la belleza del Padre e impregnar de ella nuestra alma (San Gregorio de Nisa, or. dom. 2). “San Gregorio de Nisa Obispo de la Iglesia, (Nació probablemente entre 330 y 335 y murió en 395 y 400)
2785 Un corazón humilde y confiado que nos hace volver a ser como niños (cf Mt 18, 3); porque es a "los pequeños" a los que el Padre se revela (cf Mt 11, 25):
Es una mirada a Dios nada más, un gran fuego de amor. El alma se hunde y se abisma allí en la santa dilección y habla con Dios como con su propio Padre, muy familiarmente, en una ternura de piedad en verdad entrañable (San Juan Casiano, coll. 9, 18). “San Juan Casiano, Padre de la Iglesia (nació tal vez en 360 murió en 463) escribió 24 conferencias en las que se preconiza la vida cenobítica para preservarse de las arbitrariedades de la vida eremítica y el ascetismo es moderado y humano.”
Padre nuestro: este nombre suscita en nosotros todo a la vez, el amor, el gusto en la oración, ... y también la esperanza de obtener lo que vamos a pedir ...¿Qué puede El, en efecto, negar a la oración de sus hijos, cuando ya previamente les ha permitido ser sus hijos? (San Agustín, serm. Dom. 2, 4, 16)


San Cipriano de Cartágo


San Agustín


San Ambrosio


San Juan Casiano


DE LA ORACIÓN DOMINICAL
1ª.- De la oración dominical en general
280.- ¿Cuál es la oración vocal más excelente?
La oración vocal más excelente es la que el mismo Jesucristo nos enseñó, que es el Padrenuestro.
281.- ¿Por qué el PADRENUESTRO es la oración más excelente?
El Padrenuestro es la oración más excelente porque la compuso y enseñó el mismo Jesucristo; encierra con claridad y en pocas palabras cuanto podemos esperar de Dios y es la regla y dechado de todas las demás oraciones.
282.- ¿No es también el Padrenuestro la oración más eficaz?
El Padrenuestro es también la oración más eficaz porque es la más acepta a Dios, pues hacemos oración con las mismas palabras que nos dictó su divino Hijo.
283.- ¿Por qué el Padrenuestro se llama oración dominical?
El Padrenuestro se llama oración dominical, que quiere decir oración del Señor, precisamente porque nos la enseñó Jesucristo por su propia boca.
284.- ¿Cuántas peticiones hay en el Padrenuestro?
En el Padrenuestro hay siete peticiones precedidas de una introducción.
285.- Rezad el Padrenuestro.
Padrenuestro, que estás en los cielos:
1ª. Santificado sea tu nombre.
2ª. Venga a nosotros tu reino.
3ª. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
4ª. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy.
5ª. Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
6ª. Y no nos dejes caer en la tentación.
7ª. Mas líbranos del mal. Amén.
286.- ¿Por qué al invocar a Dios al principio de la oración dominical le llamamos Padre nuestro?
Al principio de la oración dominical llamamos Padre nuestro a Dios para despertar nuestra confianza en su bondad infinita, siendo nosotros sus hijos.
287.- ¿Cómo podemos decir que somos hijos de Dios?
Somos hijos de Dios: 1º., porque El nos ha creado a su imagen y nos conserva y gobierna con su providencia; 2º., porque, con especial benevolencia, nos adoptó en el Bautismo como hermanos de Jesucristo y coherederos con El de la vida eterna.
288.- ¿Por qué llamamos a Dios Padre nuestro y no Padre mío?
Llamamos a Dios Padre nuestro y no Padre mío porque todos somos sus hijos, por lo cual hemos de mirarnos y amarnos todos como hermanos y rogar unos por otros.
289.- ¿Cómo, estando Dios en todo lugar, decimos: QUE ESTÁS EN LOS CIELOS?
Dios está en todo lugar; pero decimos Padre nuestro que estás en los cielos para levantar nuestros corazones al cielo, donde Dios, en la gloria, se manifiesta a sus hijos.

Fuentes:
Santa Biblia versión traducida por el Monseñor Straubinger
Catecismo de San Pio X
Catecismo romano