LUNES SANTO
EVANGELIO
Continuación del santo Evangelio según San Juan. (XII, 1-9.)
Seis días antes de la Pascua fué Jesús a Betania, donde había
muerto Lázaro, a quien resucitó Jesús. Hiciéronle allí una gran comida: servía Marta,
y Lázaro era uno de los sentados a la mesa con Él. Entonces María tomó una libra
de ungüento de nardo precioso, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y enjugó
sus pies con sus cabellos: y la casa se llenó del olor del ungüento. Y dijo uno
de sus discípulos, Judas Iscariote, el que le había de entregar: ¿Porqué no se ha
vendido este ungüento por trescientos denarios, y se ha dado a los pobres? Pero
dijo esto, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y tenía la
bolsa, y sacaba lo que se echaba en ella. Dijo entonces Jesús: Dejadla que lo
conservó para el día de mi sepultura. Porque a los pobres siempre los tendréis con
vosotros, pero a mí no me tendréis siempre. Supo entonces mucha gente judía que
se hallaba allí: y vinieron, no por Jesús solamente, sino también para ver a Lázaro,
a quien Él había resucitado de entre los muertos.
UNCIÓN DE JESÚS EN BETANIA.- Acabamos de oír la lectura del pasaje
evangélico a que aludimos ha unos días, el sábado anterior al domingo de Ramos.
Ha sido colocado en la misa de hoy porque antiguamente no había estación el Sábado.
La Iglesia nos llama la atención con este episodio sobre los postreros días de nuestro
Redentor, para hacernos sentir con él todos los acontecimientos que se realizan
en este momento en torno suyo. María Magdalena cuya conversión nos había admirado
hace unos días, está llamada a tomar parte en la Pasión y Resurrección de su Maestro.
Tipo ideal del alma convertida y admitida a gozar de los favores celestes, debemos
seguirla en todas las circunstancias en que la gracia divina la va a hacer tomar
parte. La hemos visto siguiendo al Salvador paso a paso y ayudándole en sus necesidades;
además el Santo Evangelio nos la muestra preferida a Marta su hermana, pues ha escogido
la mejor parte. En estos días es objeto de nuestro interés principalmente por su
tierna adhesión a Jesús. Sabe que le buscan para matarle y el Espíritu Santo que
la guía interiormente por unos estados que se suceden, cada vez más perfectos, ha
querido que hoy dé cumplimiento a una acción profética previendo lo que tanto
teme. Entre los tres presentes de los Magos, uno de ellos significa la muerte del
Rey divino a quien estos hombres vinieron a visitar desde el lejano oriente. Era
la mirra, perfume funerario empleado tan copiosamente en el entierro del
Salvador. Hemos visto que la Magdalena, al convertirse, testimonió su cambio de
vida derramando sobre los pies de Jesús un ungüento precioso. Ahora emplea también
este medio como muestra de amor. Su Maestro está comiendo en casa de Simón el leproso;
María está con él, como también sus discípulos; Marta sirviendo; hay paz en
esta casa; pero todos presienten cosas adversas. De repente María Magdalena aparece
con un vaso lleno de ungüento de nardo precioso. Se dirije a Jesús y arrojándose
a sus pies los unge con este perfume y luego los enjuga con sus cabellos, Jesús
estaba tendido sobre un diván en donde los orientales se recuestan mientras
comen; fué, pues, fácil que la Magdalena se pusiese a sus pies. Dos evangelistas,
completada su narración por San Juan, nos muestran que ella derramó también sobre
la cabeza del Salvador este oloroso ungüento. ¿Comprendía bien la Magdalena en este
momento la importancia de la acción que la había inspirado el Espíritu Santo? Nada
nos dice el Evangelio; pero Jesús reveló este misterio a sus apóstoles; y nosotros
que nos hacemos eco de sus palabras, conocemos por esta acción que ha comenzado,
podemos decir, la Pasión de nuestro Redentor, desde el momento en que la Magdalena
le embalsama para su futura sepultura. El suave y penetrante olor del perfume se
había extendido por toda la morada. Uno de los discípulos, Judas Iscariote, protesta
contra lo que él llama gasto inútil. Su bajeza y codicia le habían hecho insensible
a todo pudor. Muchos de los discípulos confirmaron su opinión; ¡sus pensamientos
eran tan rústicos todavía! Jesús permitió esta protesta por varias razones. Quería
anunciar su próxima muerte a los que le rodeaban revelándoles el secreto que contenía
esta efusión de perfume sobre su cuerpo. En segundo lugar glorificar a la Magdalena,
que le profesaba un amor tan tierno y tan ardiente; y entonces anunció que su fama
se extendería por toda la tierra tan lejos cuanto se extendiese el Evangelio. En
fin, quería consolar de antemano a las almas piadosas, a las que su amor inspiraría
obras de liberalidad para su culto y resguardarlas de las críticas mezquinas de
que serían objeto. Recojamos estas enseñanzas divinas. Honremos a Jesús no sólo
en su persona sino también en sus pobres. Honremos a la Magdalena y sigámosla hasta
que pronto la veamos en el Calvario y en el sepulcro. En fin, dispongámonos a embalsamar
a nuestro Salvador reuniendo para su entierro la mirra de los Magos que figura el
sacrificio, y el precioso nardo de la Magdalena que representa el amor generoso
y compaciente.
ORACION
Ayúdanos, oh Dios, Salvador nuestro: y haz que celebremos alegres
los beneficios con que te has dignado restaurarnos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
2 comentarios:
me gustan estos relatos acerca de los dias posteriores a las pascuas. nunca fui muy religiosa hasta que hace muchos años saque pasajes al Salvador y empecé a interesarme por los monumentos de las iglesias y los relatos históricos que fui encontrando a medida que iba recorriendo la ciudad brasilera.
que otros lugares me recomiendan conocer con influencias religiosas?
para visitar, se recomienda un lugar Católico Tradicional con la Fe completa
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